miércoles, 28 de noviembre de 2012

REVOLUCIÓN E INMEDIATEZ

El título de este post surge de la reflexión ante los acontecimientos que se van desarrollando a nuestro alrededor durante estos últimos años.
La aceleración de la destrucción de la mascarada que suponían los Estados del Bienestar ha dado paso al estupor en las sociedades del Norte opulento. Tras años de vivir el sueño capitalista sin mirar atrás, es decir, sin que nuestras mentes precarias hayan tenido siquiera la opción de pararse a pensar por un instante el precio que estábamos pagando por esa vida consumista y totalmente automatizada. Ni por un instante, la mayoría de nosotros, sopesamos el nivel de miseria, explotación y destrucción a la que estábamos (estamos) sometiendo a gran parte del planeta y a todo ser vivo, incluidos los seres humanos, que en él habitan. Porque no podemos engañarnos por más tiempo, no es posible una gestión humanizada del capitalismo. Ni capitalismo amable, ni verde ni nada que se le parezca. Este sistema requiere de explotación y de represión en grandes dosis; sino, no es posible. Y todo esto es inimaginable sin el soporte de los Estados. Hay una frase del historiador francés Braudel que dice: el capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado, cuando es el Estado.
Esto es exactamente lo que está sucediendo ahora mismo. La identificación Capitalismo-Estado es absoluta. Frente a todas esas tesis que se empeñan en asegurar que la crisis actual (utilizo el término crisis para resumir la situación actual a sabiendas que esto no es una crisis sino una estrategia perfectamente orquestada para arrasar con cualquier atisbo de derecho que pudiéramos tener) se debe a la desregulación del sistema y al ataque neoliberal contra el Estado del Bienestar, afirmación ésta que da por buena la acepción anteriormente comentada del capitalismo amable, y que se resolvería con una buena regulación de los flujos económicos y, en el caso concreto español, con el cumplimiento de lo que refleja la Constitución del 78 (esa que consagra entre otras cosas al capitalismo como sistema y la explotación como método, o legitima la toma del poder por parte del ejército en caso de que lo anterior pudiera verse amenazado).
Esta lamentable tesis es la que se está imponiendo poco a poco tras el estallido de indignación por parte de una población que veía como se derrumbaba el maravilloso estilo de vida en el que estábamos inmersos. Gran parte de la contestación al sistema se ha ido encauzando desde unos inicios más o menos revolucionarios y esperanzadores, hacia una especie de respuesta socialdemócrata radical que básicamente consiste en el fortalecimiento de un Estado social y en la recuperación de derechos laborales y ciudadanos.
A nadie puede extrañarnos esta respuesta. Si pensamos por un momento de dónde partimos, vemos la infinitud de condicionantes que predisponían a una respuesta como ésta. Llevamos muchísimos años de dominación total por parte de la clase dominante bajo diferentes formas (monarquías, dictaduras, repúblicas, democracia parlamentaria) salvo pequeños momentos históricos y localizados muy puntualmente. Con todo lo que esto conlleva de adoctrinamiento en el espíritu de servidumbre y de resignación. Especial mención a las últimas décadas bajo el falso espejo democrático que se ha encargado de desarticular todo intento de creación y consolidación de respuestas populares y ha fomentado hasta implantarlo totalmente. Un hedonismo individualista basado el egocentrismo exorbitante que nos ha hecho desplazar el foco sobre el enemigo hasta situarlo sobre cualquiera que no sea nuestra propia persona y a interiorizar la culpa de todo lo que este sistema despiadado provoca. Por supuesto que en todo esto que comentamos hay que destacar el papel realizado por el sistema educativo y los medios de comunicación, ambos controlados y dirigidos por los mismos intereses. Con todos estos y muchos otros argumentos nos encontramos que cuando se intenta dar una respuesta por parte del pueblo ésta se convierte en efímera y se diluye lentamente en un sinfín de acciones tan valientes como estériles.
Esta respuesta se ha visto, a su vez, condicionada por varios factores; pero sólo quiero comentar un par de ellos, uno en el plano individual y otro en lo colectivo:
-          Desde el primer momento se ha entendido que la opción válida de hacer política es recuperar el espacio público y común para la acción política, entre otras razones por el hartazgo de las estructuras corporativistas de partidos y sindicatos en general. Esto derivó en la creación de asambleas populares, grupos de afinidad,… sin embargo el paso del tiempo y pasado el subidón revolucionario inicial se ha impuesto la lógica del sistema que nos hace egoístas y desconfiados de nuestros iguales, que nos convierte en seres incapaces de asumir un compromiso a largo plazo y con claras dificultades para compartir el esfuerzo y el compromiso. Obviamente esto como todas las generalizaciones no refleja fielmente el total de la realidad pero sí, creo, que una gran parte de ella.
-          En lo colectivo este desmembramiento de la respuesta popular ha posibilitado que sus restos fueran buscando alianzas en colectivos y partidos políticos de la llamada izquierda social y radical. Toda vez que todo este grupo de colectivos y partidos parte de la base de la exigencia al poder establecido o la toma del mismo por las vías que el capitalismo ofrece (es decir nulas para quien no sea capitalista) las respuestas se han ido matizando y reelaborando hasta encajar en este marco de acción convirtiéndose, así, en réplicas de lo ya existente. Por otro lado, los colectivos que se mueven fuera de ese ámbito y que no están interesados en la toma del poder sino en la construcción de alternativas viven inmersos en el constante dilema de mantenerse “puros” y por tanto verse reducidos a la invisibilidad.
Desde luego que el cambio no va a ser fácil, pero necesitamos pensar en un nuevo modelo social en el que todo el mundo tenga cabida mientras seguimos en la calle con la protesta. Ese modelo social implica, necesariamente, la participación de todas las partes. Y esto es lo más complicado: crear una manera de relacionarnos que se ajuste a todas las nuevas realidades y necesidades.
Es necesario realizar el esfuerzo personal de reflexionar y compartir estas reflexiones acerca de aquellas cuestiones que consideramos indispensables en la lucha anticapitalista e iniciar, de esta manera, la creación de un verdadero tejido social de lucha y oposición con ese componente de creación de nuevas formas de relacionarnos entre las personas y el medio.
La salida pasa por nuevas formas de organización y participación, en la que todo el mundo pueda (y lo haga) implicarse de manera directa. También pasa por romper esas cadenas mentales que nos unen a un modelo de vida, el capitalista, que no se corresponde con la esencia humana ni con nuestro lugar dentro de ese todo llamado Tierra. Pasa por recuperar la fe en nuestra propia potencia creadora y en aunar esfuerzos con el resto.
En definitiva, pasa por creer de verdad que ese otro mundo es posible y por desear que ese otro mundo sea una realidad. A partir de ahí, hay que obrar en consecuencia (a cada cual su historia personal, su conciencia político-social,… le hará seguir su camino en ese obrar en consecuencia) y, sobre todo, no desfallecer jamás.
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miércoles, 7 de noviembre de 2012

LOS MERCADOS TIENEN NOMBRE: GOLDMAN SACHS

Goldman Sachs se define a sí mismo como el líder mundial en banca de inversión, intermediación y gestión de activos cuya cartera de clientes la componen empresas, instituciones financieras, individuos con rentas muy altas y gobiernos.
Cualquier persona que haya leído un poco por encima los periódicos de los últimos años daría una definición bien diferente sobre este banco, que más o menos podría ser así: Goldman Sachs son una banda de terroristas económicos, líderes mundiales en su campo cuya clientela son ellos mismos y unos cuantos gobiernos y empresas que en un ataque de codicia creen aliarse con el bando ganador y acaban por maldecir esa alianza.
¿Qué es una banca de inversión?
Ésta es la gran pregunta a la que estoy seguro que ni los que se dedican a ese negocio pueden responder con total seguridad. Por lo que respecta a quienes vivimos ajenos al mundo de la ingeniería bancaria podemos decir que, a diferencia de la banca comercial (el banco de la esquina donde con suerte a estas alturas ingresas la nómina y sacas dinero en el cajero), éstos no tienen sucursales ni cuentas de ahorro. Su negocio está en sacar empresas a bolsa, diseñar y ejecutar OPAs, fusiones, ventas de divisiones entre empresas, emisiones de bonos y más tipos de operaciones de gran volumen en los mercados financieros. Lo cierto es que lo que hacen esta gente no tiene nada que ver con la economía real, su juego está en el dinero ficticio que no se apoya en ningún valor tangible, es por ello que una supuesta quiebra de uno de estos grupos de piratas económicos no debería afectar en nada a la economía real de un país. Sin embargo son capaces de hacer ponerse de rodillas a cualquiera y manejar totalmente el mundo financiero y, por ende, nuestras vidas.
Entonces, ¿cómo es posible que Goldman Sachs que no produce ningún bien, no tiene el respaldo de millones de clientes sea una de las empresas que más beneficios anuales obtiene en todo el planeta?
La respuesta es muy sencilla. Han entendido perfectamente cómo se juega a esto y se han hecho los reyes del mambo gracias a varios personajes con un cerebro brutal para las estafas económicas y un corazón de piedra. Además han sabido combinar perfectamente la dualidad corporación-Estado. Varios presidentes de Goldman Sachs han hecho el camino de ida y vuelta entre el banco y diferentes gobiernos, el caso más sangrante es el de H. Poulson que pasó de director de Goldman Sachs (trabajaba en GS desde 1974) a Secretario del Tesoro norteamericano con el gobierno de George W. Bush y fue el encargado de dirigir el rescate con dinero público de la banca privada norteamericana (por supuesto llevándose GS los mejores réditos). En Europa tampoco ha sido diferente la historia, y en los últimos años hemos visto como hombres de Goldman Sachs han ocupado puestos más que relevantes:
En primer lugar, Mario Draghi, actual presidente del BCE, fue vicepresidente de Goldman Sachs para Europa de 2002 a 2005, ascendido a socio y nombrado responsable de empresas y deuda soberana de los países europeos. Dentro del trabajo comprendido en esas nuevas responsabilidades estuvo la magistral actuación llevada a cabo en Grecia, comentada más adelante.
También tenemos a Lucas Papademos (primer ministro griego impuesto por la Troika en 2011), que fue gobernador del Banco Central griego entre 1994 y 2002 (aunque ya era su economista jefe desde 1985) y desde entonces hasta 2008 vicepresidente del BCE. Su posición en el Banco Central griego le hace cómplice indispensable en la operación de maquillaje que GS hizo sobre la deuda griega.
Por último (aunque hay muchos más), tenemos a Mario Monti (primer ministro italiano también impuesto por la Troika en 2011) que fue asesor de Goldman Sachs en la época en la que se dedicaron a enriquecerse maquillando la deuda griega.

Vale, ahora veamos algunas de las artimañas que estos carroñeros utilizan para enriquecerse sin control. Para ello echemos un poco la vista atrás. A estas alturas todos somos un poco expertos en economía gracias a la estafa, que el gran capital llama crisis, que tenemos encima desde hace un tiempo. La verdad es que gran parte de la culpa la tiene la gente de Goldman Sachs (lo cierto es que hay muchos otros pero ellos están a la cabeza con diferencia). Básicamente esta gente se dedica a captar el dinero de cualquier entidad o ricachón y a invertirlo en beneficio propio y si para ello su cliente tiene que perder, pues pierde, cosa que nos daría igual si no fuera porque en el camino nos hunden más y más en la miseria.
Vamos a ver algunos claros ejemplos de cómo trabaja esta gente:
- En la última década estos delincuentes trajeados han creado la mayoría de los artificios de inversión que ha enriquecido enormemente a Wall Street, a pesar de que con ello han demolido la economía real. Ellos fueron los principales responsables de la estafa de las hipotecas subprime y lo hicieron con el mejor truco para ganar: apostando a los dos bandos. Por un lado colocaron miles de millones de dólares en hipotecas que sabían que no iban a ser pagadas y al mismo tiempo acapararon los seguros de impago con lo que el resultado fue el siguiente: ganaron miles de millones vendiendo las hipotecas a costa de otros bancos y Estados y volvieron a ganar al poseer los seguros de quiebra a costa de arruinar a AIG (la mayor aseguradora del mundo). Cuando todo esto explotó, Goldman Sachs no tan sólo salió indemne si no que se permitió el lujo de repartir beneficios multimillonarios entre sus directivos gracias al rescate con dinero público que aprobó Henry Poulson como Secretario del Tesoro. El propio Poulson había sido uno de los principales culpables de la crisis cuando años atrás había estado al mando de las operaciones de Goldman Sachs.
- Otra obra maestra de esta banda de criminales: Grecia. En los inicios de este siglo Grecia quiso adherirse a la moneda única europea y para ello tenía que cumplir con una serie de condiciones entre las que estaba reducir su deuda pública hasta el estándar aprobado por la UE. Como esto era imposible decidieron dar cancha a los magos de Goldman, estos olieron la sangre y no perdieron un minuto en formular un plan para que el gobierno griego pudiera ocultar el alcance de su deuda del sector público ante la Comisión Europea y ante los propios griegos. El plan consistía en canalizar el capital de inversores súper ricos a las arcas del gobierno griego. A cambio éste accedió en secreto a que los inversores se embolsaran durante 20 años los ingresos anuales generados por bienes públicos como los aeropuertos. Como consecuencia de esto, en pocos años un Estado soberano se ha visto en la bancarrota y obligado a dejar el control de sus riquezas a la UE y al FMI (ojo que a lo mejor es peor el remedio que la enfermedad, que ya sabemos todos cómo se las gasta el FMI). Por este pequeño trabajo Goldman Sachs se retribuyó con 300 millones de euros salidos de los bolsillos griegos.
- En 1999 Goldman Sachs, demostrando su posición de poder en este sistema,  llegó a un acuerdo con Bill Clinton (entonces presidente de los USA) para desregular el mercado alimentario. ¿Qué significó esto? Hasta ese momento sólo intervenían en las operaciones de compra–venta productores y vendedores de productos alimentarios (desde luego, no era el mejor de los sistemas pero en cierta manera tenía su lógica). A partir de la operación de estos terroristas en 1999, en los mercados agrarios no sólo participan compradores y vendedores interesados en el alimento, sino que intervienen figuras que nada tienen que ver con la comida que se dedican a especular con los precios comprando y vendiendo contratos a futuro cuantas veces quieran.
Esto quiere decir que el precio de los alimentos deja de estar sujeto por la ley de la oferta y demanda real (ya sabemos que esto es una mierda, pero es que lo de ahora es directamente criminal), y pasa a estar supeditado a los grandes inversores que hacen y deshacen a sus anchas.
A partir de ese momento, el negocio sobre los alimentos no ha hecho más que crecer y la especulación sobre los precios a través de los “futuros” ha provocado más hambruna y muerte que cualquier catástrofe natural a lo largo de la historia. Especialmente, desde la caída del sector inmobiliario, la especulación sobre los precios de los alimentos (con sede, sobre todo, en la bolsa de Chicago) se ha incrementado enormemente. Sólo en el periodo comprendido entre 2003 y 2008 había aumentado la especulación en un 1900%, pasando de un valor de 13 billones de dólares a 260 billones de dólares. Si tomamos el incremento de la inversión especulativa en alimentos en el período 2010-2011, y el incremento de las personas que han sido arrastradas a la extrema pobreza por el incremento de precios en el mismo periodo, tendremos que por cada 314 € de inversión especulativa se empuja a una persona a la pobreza y el hambre.
 
Estos son sólo algunos ejemplos del trabajo de este banco pero creo que es imposible hacerse a la idea de todo lo que llegan a estafar por el mundo. Vamos a intentarlo mirando el beneficio neto que obtuvo esta empresa en 2009 (en plena crisis financiera) y comparándolo con otras corporaciones.
Una de las compañías más grandes del mundo es Wal-Mart con unos ingresos de más de 400.000 millones de dólares en 2009 y unos beneficios netos de 14.335 millones de dólares. Goldman Sachs que ni produce ni opera con ningún bien tangible, obtuvo unos beneficios netos de 13.385 millones de dólares, muy por encima de megacorporaciones como Pfizer (8.635 millones de dólares), Coca cola (6.824 millones de dólares) o Chevron (10.483 millones de dólares).
Por si todavía no veis claro el peligro que representa esta compañía para el buen funcionamiento de la humanidad os voy a dejar con una última noticia que en su momento pasó bastante desapercibida:
Tres semanas antes del increíble desastre ecológico producido por BP en el Golfo de México, Goldman Sachs vendió el 43.7% de sus acciones en BP por valor de unos 250 millones de dólares ¿Acaso son adivinos? No lo creo. Por las informaciones aparecidas en varios medios existían unos informes internos de la compañía petrolera en los que, poco más o menos, se venía a decir que la situación de la plataforma era una locura y era probable sufrir algún tipo de incidente. Curiosamente uno de los directivos de BP (Peter Sutherland) es el presidente de Goldman Sachs International. Una vez más estos carroñeros se aprovecharon de su privilegiada posición y apostaron a dos bandas vendiendo casi la mitad de sus acciones y conservando el resto para cubrirse las espaldas.
 
Por supuesto, todo lo aquí expuesto no significa que esta gente domine el mundo y todo lo que pasa se debe a sus planes maestros, sin embargo, hay que reconocer que tienen un peso muy específico en ese concepto al que tanto se recurre en los últimos tiempos: los mercados. Y es precisamente en nombre de estos mercados en el que se desarrollan toda una serie de políticas perfectamente diseñadas para traspasar la riqueza de abajo hacia arriba dejando a la inmensa mayoría de la población mundial en una situación de indefensión absoluta. Además son una de las caras más visibles y uno de los ejemplos más claros del carácter carroñero del sistema capitalista que rige el mundo.